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Editorial Revista GMT by Aclunaga_nº9

En el ámbito energético, solemos definir a España como una isla. Su interconexión con la red europea es escasa, algo que tiene consecuencias. Incluso antes de la situación derivada del conflicto de Ucrania, momentos de altos precios del gas y de las fuentes convencionales han repercutido muy significativamente en los de la electricidad. En este contexto, conviene señalar que la expansión de las renovables, que hoy nadie discute como una realidad imparable, no solo contribuye a la reducción de las emisiones de CO2, sino que tiene otra particularidad: abarata la energía.


Galicia dispone de gran experiencia en este tipo de generación, que ahora se encuentra en un momento crucial. Por ese motivo debemos impulsar nuestras capacidades de forma decidida. Por una parte, mediante la repotenciación de los parques situados en tierra, puesto que disfrutamos de uno de los mejores recursos de viento del país. Por otra, a través de la eólica marina, que en nuestra comunidad dispone de todo un ecosistema industrial al que acompaña la tradición en la construcción naval.


En lo que se refiere a la eólica marina, afrontamos importantes retos de cara a los próximos años, como son la mejora de los diseños, el abaratamiento de los costes, la fabricación de componentes e incluso la operación y mantenimiento de los parques. No podemos dejar pasar esta oportunidad, ya que disponemos de empresas capaces de desarrollar todo el abanico de tecnologías, y lo que es también muy relevante, en el litoral gallego existen zonas con grandísimas posibilidades para la implantación de parques flotantes.


Hay, pues, un doble beneficio. Por una parte, para la industria, y por otra, en la producción de energía. Conviene recordar que, a mayor aporte de las renovables al sistema, menor es el precio, y en estos momentos, como sabemos, la incidencia de los costes energéticos sobre nuestra economía es preocupante. A estas bondades se unen, a futuro, las posibilidades que abre el manejo del hidrógeno como sistema de almacenamiento.


En cuanto a la parte comercial, se trata de un sector netamente exportador, con gran valor añadido y cuya curva de maduración tiene aún mucho recorrido. En España hay en la actualidad más de 150 empresas que trabajan en el desarrollo de la eólica marina, desde promotores hasta fabricantes. Además, disponemos de puertos adecuados. En definitiva, estamos en una posición de liderazgo.


Para aprovecharla es imprescindible que las Administraciones con competencias, especialmente la Xunta, finalicen la regulación, que se convoquen las subastas y dispongamos de espacios marinos a distancias económicamente viables. Este trabajo debe hacerse con rigor para garantizar la protección del medio ambiente, de la misma forma que se ha logrado en toda Europa, y buscar un entendimiento con el sector pesquero.


La evolución prevista para la energía eólica marina en el mundo es exponencial. Para cumplir los compromisos climáticos, deberíamos pasar, a nivel global, de unos 230 gigavatios en el 2030 a 1.000 en el 2050. Si se alcanza lo contemplado en la hoja de ruta del Ministerio para la Transición Ecológica, los objetivos de instalación eólica flotante en España se situarán en 30 gigavatios en el 2030.
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En síntesis, hablamos de una oportunidad industrial y tecnológica de primer orden que, además de crear riqueza y empleo, ayudará a mantener regulados y bajos los precios de la energía. Aprovechémosla.


Ángel Mato Escalona

Alcalde de Ferrol y secretario de Política Industrial y Transición Energética del PSdeG-PSOE


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